PARTE CINCO: SOBRE LA LIBERTAD HUMANA,
O EL PODER DEL ENTENDIMIENTO

PREFACIO

Paso ahora a la parte restante de mi Etica que trata de los medios o el camino a la libertad. En adelante trataré con el poder de la razón, demostrando lo que la razón puede contra la afectividad, y que es nuestra libertad mental o beatitud; entonces podremos considerar cuanto más poderoso es el sabio que el ignorante.

No es parte de mi intención indicar el método y medios por los cuales el entendimiento puede perfeccionarse, ni mostrar el arte por el cual el cuerpo puede ser tratado para ser capaz de cumplir adecuadamente sus funciones; el último es parte de la medicina, el primero pertenece a la lógica. En adelante, repito, trataré sólo del poder de la mente o de la razón; en primer lugar mostrará la extensión y naturaleza de su control sobre la afectividad, para moderar y reprimir nuestras emociones. Que no tenemos un dominio absoluto sobre éstas ya lo he demostrado.

Sin embargo los estoicos creían que la afectividad dependía absolutamente de nuestra voluntad, y que podíamos gobernar absolutamente nuestros estados afectivos. Pero, ante la protesta de la experiencia--no según sus principios--estos filsofos se vieóron obligados a confesar que no es poca la práctica y el celo necesario para controlar y moderar nuestra afectividad; y ésto, alguien trató de ilustrarlo mediante el ejemplo (si recuerdo bien) de dos perros, un perro casero y el otro de caza. Pues, mediante un prolongado entrenamiento se podía lograr que el perro casero se acostumbrara a cazar y el perro de caza dejara de correr tras las liebres.

Descartes se inclina también por esta opinión. El mantiene que el alma o mente est uniáda especialmente a una parte particular del cerebro, llamada glándula pineal, mediante la cual la mente siente todos los movimientos producidos en el cuerpo y también los objetos externos, y dicha glándula, por un simple acto de volicin, puede óser movida en diversas formas por la mente humana. Esta glándula, dice, está suspendida en tal forma en medio del cerebro, que puede ser afectada por el más leve movimiento de los espíritus animales, y que puede suspenderse de tantos modos como los espíritus animales pueden afectarla; también, que en dicha glándula se imprimen tantas señales diferentes como hay objetos externos que impulsan a los espíritus animales hacia ella. De ésto sigue que si la voluntad del alma suspende la glándula en una posición en la cual ya ha sido suspendida, por los espíritus animales animados en una u otra dirección, la glándula a su vez reacciona sobre dichos espíritus, impulsándolos y determinándolos hacia la condición en que estaban cuando fueron impulsados antes, por una posición similar de la glándula.

Dice además que cada volición mental está unida naturalmente a un movimiento dado de la glándula. Por ejemplo, cuando alguien desea mirar a un objeto lejano, la volicin causa óque la pupila del ojo se dilate, donde, si la persona en cuestión sólo hubiese pensado en la dilatación de la pupila, el mero deseo de dilatarla no habría dado dicho resultado, en cuanto el movimiento de la glándula--que sirve para impulsar los espíritus animales hacia el nervio óptico en forma que dilate o contraiga la pupila--no está asociado en la naturaleza con el deseo de dilatar o contraer la pupila, sino slo cóon el deseo de mirar a objetos lejanos o cercanos.

Finalmente, asume que--si bien cada movimiento de la glándula parece unido por la naturaleza con un pensamiento particular, de todos los pensamientos habidos desde el comienzo de nuestra vida-- sin embargo, mediante la costumbre, la glándula pineal puede asociarse con otros pensamientos; ésto procura demostrarlo en Las Pasiones del Alma. (I. 50). De ésto concluye que: " No hay alma tan débil, que no pueda, mediante una dirección adecuada, adquirir un poder absoluto e irrestricto sobre sus pasiones". Pues él define las pasiones como: "Percepciones o sentimientos, o trastornos del alma, que se relacionan con el alma en alguna forma específica y que (nótese su expresin) son produciódas, preservadas y fortalecidas mediante algunos movimientos de los espíritus animales". (Pasiones del Alma I. 27).

Pero como según él, podemos unir cualquier movimiento de la glándula pineal (y por tanto de los espíritus animales) a cualquier volición, el determinar la voluntad depende totalmente de nuestros poderes: " si por tanto, continúa, determinamos nuestra voluntad con decisión segura y firme en la dirección que deseamos dar a nuestras acciones, y si asociamos el movimiento de las pasiones que deseamos adquirir, con dicha decisión, tendremos un dominio absoluto sobre nuestras pasiones".

Tal es la doctrina de este ilustre filósofo en cuanto creo haber comprendido de sus palabras; es tal que, si no fuera tan ingeniosa, difícilmente creería que provenía de tan gran hombre. De hecho,¡ no comprendo como un filósofo--que enérgicamente ha declarado que no sacaría conclusiones que no siguieran de premisas evidentes por sí mismas, y que no afirmaría nada que no percibiera en forma clara y distinta, y que tan a menudo había reprochado a los escolásticos por tratar de explicar obscuridades mediante cualidades ocultas--puede defender una hipótesis al lado de la cual esas cualidades ocultas son trivialidades!

¿Qué entiende?, me pregunto, ¿por la unión de la mente y el cuerpo? ¿Qué concepto claro y distinto tiene de "la más íntima unión" de un pensamiento particular con alguna partícula de materia? En verdad, quisiera que hubiera explicado esa "unión" mediante sus causas próximas. Pero él concibió que la mente es tan diferente del cuerpo, que no podría haber asignado ninguna causa particular de la unin entóre los dos, ni de la mente como tal, sino se hubiera visto obligado a recurrir a la causa de todo el universo, sto ées a Dios.

Aún más, me gustaría saber: ¿Qué grados de emoción puede la mente impartirle a esta glándula pineal y con qué fuerza puede mantenerla suspendida? Pues ignoro si esta glndula puáede ser agitada más lenta o más rápidamente por la mente que por los espíritus animales, y si los movimientos de las pasiones que hemos unido estrechamente con decisiones firmes, pueden nuevamente ser separados por causas físicas; en cuyo caso seguiría que, si bien la mente pretendía firmemente enfrentar un peligro dado, y había unido a esta decisión el movimiento de arrojo, más a la vista del peligro la glándula pineal podría quedar suspendida en una forma que impidiera que la mente pensara en otra cosa que huir. En verdad, dado que no hay relación entre la voluntad y el movimiento, no hay comparación posible entre el poder de la mente y el poder o fuerza del cuerpo; por tanto, la fuerza de uno no puede en forma alguna ser determinada por el otro.

Podemos añadir que no hay ninguna glándula en medio del cerebro, colocada de tal modo que pueda fácilmente ser puesta en movimiento de tantas maneras, y también que todos los nervios carecen de prolongaciones hasta las cavidades del cerebro. Finalmente, omito todas sus declaraciones con respecto a la voluntad y su libertad, dado que he demostrado en demasa que sus píremisas son falsas. Así. como el poder de la mente, según he demostrado anteriormente, es definido solamente por la inteligencia, determinaremos los remedios contra la afectividad--que creo todos conocen en cierta forma debido a la experiencia, pero no observa con exactitud o comprende distintamente--precediendo solamente de nuestro conocimiento de la mente y, de ésta misma base, deduciremos todas las conclusiones que se relacionan con la beatitud de nuestra mente.

AXIOMAS

a.1. SI EN EL MISMO SUJETO SE HAN INICIADO DOS ACCIONES CONTRARIAS, NECESARIAMENTE OCURRIRA UN CAMBIO, YA SEA EN AMBAS O EN UNA DE LAS DOS, HASTA QUE DEJEN DE SER CONTRARIAS.

a.2. LA POTENCIA DE UN EFECTO ES DEFINIDA POR EL PODER DE SU CAUSA, EN LA MEDIDA QUE SU NATURALEZA ES EXPLICADA O DEFINIDA POR LA NATURALEZA DE SU CAUSA, (cf. III. /7).

PROPOSICIONES

p.1 COMO LOS PENSAMIENTOS E IDEAS DE LAS COSAS ESTAN ASOCIADOS EN LA MENTE, EN LA MISMA FORMA ESTAN ARREGLADAS Y ASOCIADAS EN EL CUERPO LAS SENSACIONES O IMAGENES DE LAS COSAS. Dem.: el orden y conexión de las ideas es igual (II. /7) al orden y conexión de las cosas, y vice versa, el orden y conexión de las cosas es el mismo (II. /6 cor.) que el orden y conexin de las idóeas. Así, exactamente como el orden y conexión de las ideas, ocurre en la mente segn el ordúen y asociación de las sensaciones corporales (II. /18) así, vice versa, el orden y conexión de las sensaciones corporales, ocurre según la forma en que los pensamientos e ideas de las cosas están asociados y arreglados en la mente. qed.

p.2 SI SEPARAMOS UNA EMOCION O ESTADO AFECTIVO DEL PENSAMIENTO DE UNA CAUSA EXTERNA Y LA UNIMOS A OTROS PENSAMIENTOS, ENTONCES EL AMOR O EL ODIO HACIA ESA CAUSA EXTERNA, ASI COMO LAS FLUCTUACIONES DE LA MENTE, NACIDOS DE ESTOS SENTIMIENTOS SE DESTRUYEN. Dem.: lo especfico del aímor y del odio, consiste en alegría o tristeza, acompañados por la idea de una causa externa (af. 6 & 7). Cuando esta causa es eliminada, también es eliminado el amor u odio específico; luego estos sentimientos y las fluctuaciones de la mente que nacen de ellos serán destruidos. qed.

p.3 UN ESTADO AFECTIVO QUE ES UN PADECIMIENTO, DEJA DE SERLO, TAN PRONTO COMO TENEMOS DE EL UNA IDEA CLARA Y DISTINTA. Dem.: un estado afectivo que es un padecimiento consiste en una idea confusa (gda.). Por tanto, si formamos una idea clara y distinta de un estado afectivo dado, esa idea y el estado afectivo se distinguirán (en cuanto se refiere a la mente) solamente mediante la razón (II. /21 + sc.); luego (III. /3) un estado afectivo que es un padecimiento etc.;qed.

cor. UN ESTADO AFECTIVO ES MAS FACIL DE CONTROLAR Y PADECEMOS MENOS POR EL, MIENTRAS MEJOR LO CONOCEMOS.

p.4 PODEMOS FORMAR UNA IDEA CLARA Y DISTINTA DE CUALQUIER SENSACIóN DE NUESTRO CUERPO (SIN EXCEPCION). Dem.: lo que es común a todas las cosas sólo puede ser concebido adecuadamente (II. /38); luego, por II. /12 y II. /13 lem. 2, podemos formar una idea etc. qed

cor.PODEMOS FORMAR UN CONCEPTO CLARO Y DISTINTO DE CUALQUIER ESTADO AFECTIVO (SIN EXCEPCION). Un estado afectivo es la idea de una sensación y como tal (p. 4) debe implicar un concepto claro.

sc. Como no hay nada que no tenga algún efecto (I. /36) y como comprendemos clara y distintamente todo lo que sigue de una idea adecuada (II. /40), de ello sigue que cada uno tiene el poder de comprenderse a sí mismo y su afectividad, si bien no absolutamente, pero hasta cierto punto, y lograr la disminución de sus padecimientos.

Para lograr este resultado debemos dirigir nuestro esfuerzo a adquirir un conocimiento claro y distinto de cada emoción; así, seremos determinados por el estado afectivo dado a pensar en aquello que percibimos clara y distintamente y así lograr nuestra tranquilidad mental; as el esítado afectivo mismo puede ser separado del pensamiento de una causa externa, y puede ser asociado con un pensamiento verdadero. Así, sucederá, no sólo que el amor, odio etc., será eliminado (p. 2), sino que los impulsos y deseos que suelen surgir de estos sentimientos no serán excesivos (IV. /61).

Se debe notar especialmente que el impulso mediante el cual se dice que actuamos y el impulso mediante el cual padecemos es uno y el mismo. Hemos demostrado por ejemplo que la naturaleza humana es constituida de tal modo que todos desean que sus semejantes vivan a su manera (III. /31 cor.). En un hombre que no es guiado por la razón, esta tendencia es un padecimiento llamado ambición y no se diferencia demasiado del orgullo. En tanto en un hombre que vive racionalmente, ésto es una acción o virtud llamada devoción (IV. /37 sc. 1 + dem. 2).

En la misma forma todos los impulsos y deseos son padecimientos sólo en cuanto surgen de ideas inadecuadas (IV. /59). Las mismas tendencias son consideradas virtudes cuando surgen o son generadas por ideas adecuadas. De hecho, todos los deseos mediante los cuales somos determinados a hacer algo, pueden surgir tanto de ideas adecuadas como de inadecuadas (ibíd.).

En cuanto al remedio para la afectividad--para regresar al punto donde comencé--consistente en verdadero conocimiento de los estados afectivos, no puede inventarse nada mejor, que est en nueéstras posibilidades. Pues nuestra mente no tiene otro poder que el de pensar y formar ideas adecuadas, como he demostrado anteriormente (III. /3).

p.5 EL SENTIMIENTO CON RESPECTO A UNA COSA QUE SIMPLEMENTE IMAGINAMOS--NO COMO NECESARIA, NI COMO CONTINGENTE, NI COMO POSIBLE--ES RELATIVAMENTE EL MAS FUERTE. Dem.: el sentimiento hacia una cosa que imaginamos libre es más fuerte que el sentimiento hacia una cosa que imaginamos necesaria (III. /49) y aún más fuerte que hacia algo posible o contingente (IV. /11). Pero al imaginar algo como libre, no puede ser sino simplemente imaginarla, mientras ignoramos las causas por las cuales fue determinada a la acción (II. /35 sc.); luego el sentimiento con respecto etc.,qed.

p.6 EN CUANTO CONOCEMOS TODAS LAS COSAS COMO NECESARIAS, TENEMOS UN MAYOR PODER SOBRE NUESTRA AFECTIVIDAD Y PADECEMOS MENOS A CONSECUENCIA DE ESTA. Dem.: si conocemos todas las cosas como necesarias (I. /29) y determinadas a existir y operar por una infinita cadena de causas (I. /28); entonces (p. 5) sufrimos menos por los estados afectivos surgidos de éstas (III. /48) y somos menos afectados por éstas.

sc. Mientras más se aplica este conocimiento--que todas las cosas son necesarias--a las cosas particulares que imaginamos distinta y vívidamente, mayor será nuestro poder sobre la afectividad, como también testifica la experiencia. Podemos ver que la tristeza nacida por la pérdida de un bien es mitigada, tan pronto como la persona que lo perdió se da cuenta que no podía conservarlo por ningún medio. Así vemos tambin que néadie siente lástima porque un infante no puede hablar, andar, razonar o finalmente porque pasa tantos años casi inconsciente. En cambio, si casi todos los hombres nacieran adultos y sólo unos pocos como infantes, todos sentirían lástima por los infantes; pues entonces la infancia no sería considerada como un estado natural y necesario, sino como un defecto o vicio de la Naturaleza; podemos notar varios casos similares.

p.7 LOS ESTADOS AFECTIVOS QUE SURGEN DEL PENSAMIENTO RACIONAL SON RELATIVAMENTE MAS FUERTES QUE LOS CONCERNIENTES A COSAS PARTICULARES QUE CONSIDERAMOS AUSENTES. Dem.: lo que nos hace considerar una cosa como ausente, no es el sentimiento con el cual imaginamos la cosa, sino que el cuerpo sea afectado por otro sentimiento, en forma que excluye la existencia de la cosa dada (II. /17). Así, el estado afectivo relacionado con una cosa que consideramos ausente no es de tal naturaleza para vencer al resto de nuestras actividades y poder (IV. /6), sino al contrario, su naturaleza le permite ser controlado en cierta forma por sensaciones que excluyen la existencia de su causa (externa)(IV. /9). En cambio, un estado afectivo surgido del pensamiento racional se refiere necesariamente a alguna propiedad común a las cosas (cf. II. /40 sc. 2 para la def. de razón) consideradas siempre como presentes--dado que no puede haber nada que excluya su existencia actual-- y que siempre imaginamos de la misma forma (II. 38).Por tanto, un estado afectivo de esta clase permanece siempre igual; luego (a. 1) los estados afectivos que son contrarios a éstos y que no son fortalecidos por sus causas externas, serán obligadas a adaptarse más y más, hasta que no sean contrarios; así, los estados afectivos etc. qed.

p.8 UN ESTADO AFECTIVO ES MAS FUERTE EN PROPORCION AL NUMERO DE CAUSAS CONCURRENTES Y SIMULTANEAS MEDIANTE LAS CUALES SURGE. Dem.: muchas causas simultáneas son más poderosas que unas pocas (III. 7), luego (IV. /5) un estado afectivo etc. qed.

sc. Esta proposición es también evidente de a. 2.

p.9 UNA EMOCION DEBIDA A MUCHAS Y DIVERSAS CAUSAS (QUE CONSIDERAMOS JUNTO CON ELLA), ES MENOS PERJUDICIAL Y PADECEREMOS MENOS POR ELLA, Y SOMOS MENOS AFECTADOS HACIA CADA UNA DE LAS CAUSAS, QUE UNA EMOCIóN IGUALMENTE FUERTE DEBIDO A MENOS O A UNA SOLA CAUSA. Dem.: una emoción es mala o perjudicial sólo en la medida que nos impida pensar (IV. /26 & 27); luego la emoción por la cual somos determinados a considerar varias cosas a la vez, es menos nociva que otra igualmente fuerte que en tal forma enajena nuestra mente en la contemplación de pocos o un solo objeto, que no podemos pensar en otra cosa; éste es nuestro primer punto. Por otra parte como el ser o poder de nuestra mente (III. /7) consiste sólo en pensar (II. /11) sufriremos menos de una emoción que nos hace pensar en varias cosas a la vez, que lo que padeceramos de una emoíción igualmente fuerte, que mantiene nuestra mente enajenada en la contemplación de pocos o un solo objeto; éste fue nuestro segundo punto. Finalmente, esta emoción, como se debe a varias causas externas, es (III. /48) también menos fuerte en relación a cada una de ellas. qed.

p.10 TENEMOS EL PODER DE COORDINAR Y ASOCIAR NUESTRAS SENSACIONES SEGUN LAS NORMAS DEL ENTENDIMIENTO MIENTRAS NO SOMOS AGITADOS POR EMOCIONES CONTRARIAS A NUESTRA NATURALEZA. Dem.: las emociones que son contrarias a nuestra naturaleza, i.e.(IV. /30) que son malas, son malas en la medida que nos impiden el conocimiento (IV. /27). Así, en cuanto no somos agitados por dichos estados afectivos, nuestro poder de conocer las cosas (IV. /26) no es impedido y podemos formar ideas claras y distintas y deducirlas unas de otras (IV. /40 sc. 2 & II. /47 sc.); luego, tenemos el poder etc.,qed.

sc. Mediante este poder de coordinar y asociar debidamente nuestras sensaciones, nos podemos resguardar de ser fácilmente vencidos por las malas emociones. Pues, se necesita una mayor fuerza (p. 7) para vencer las emociones cuando están coordinadas y asociadas según las normas del intelecto, que cuando son inciertas y vagas.

Por tanto, lo mejor que podemos hacer, en cuanto no tengamos un conocimiento perfecto de nuestra afectividad, es establecer una norma de vida y reglas de conducta, aprenderlas de memoria y aplicarlas sin cesar en las circunstancias particulares que una y otra vez encontramos en la vida, en forma que nuestra imaginación esté inbuída con ellas, en forma que estén siempre prontas a usarse. Por ejemplo, entre las reglas de vida (IV. /46 sc.) que hemos establecido está, que el odio debe ser vencido por el amor y la generosidad y no retribuido por odio.

Para que este precepto de la razón esté siempre dispuesto para su empleo cuando sea necesario, debemos pensar a menudo y reflexionar sobre las ofensas que se infligen a menudo los hombres, y en que forma y manera, pueden más fácilmente ser rechazadas por la generosidad. Entonces asociaremos la idea de ofensa con la idea de este precepto, él cual estará siempre listo para ser empleado cuando se nos ofenda (II. /18). Si tenemos también presente el principio de nuestro verdadero interés, y del provecho que sigue de la mutua amistad y vida en sociedad, y si recordamos, además que de la forma correcta de vida resulta nuestro mayor bien, la paz mental de la satisfaccin (IV. /52) óy que nosotros, como todas las cosas, actuamos según la necesidad de nuestra naturaleza--entonces sucederá que las ofensas que se nos inflijan, o el odio que generalmente se suscita de éstas, tendrá un lugar muy pequeño en nuestra imaginación y serán fácilmente vencidas.

También, si el odio, que es una reacción normal a una ofensa muy grave, no es tan fcilmente ráechazado, sin embargo será finalmente rechazado-- si bien no sin fluctuaciones de la mente--y mucho antes que si no hubiéramos reflexionado antes sobre el tema. (p. 6, 7 & 8). En la misma forma debemos reflexionar sobre la firmeza de carácter, como una forma de vencer el temor; los peligros normales de la vida deben ser traídos con frecuencia a la mente e imaginados, junto con los medios por los cuales, mediante el heroísmo y la vigilancia, pueden ser evitados y vencidos.

Pero debemos notar que al ordenar nuestros pensamientos y conceptos debemos siempre prestar atención a lo que es bueno en cada ser particular (IV. /63 cor. + III. /59) para que siempre la determinación a actuar provenga de un sentimiento de gozo. Por ejemplo, si alguien ve que está demasiado interesado en procurarse la gloria, que piense en el correcto empleo de ésta, el fin para el cual debe ser procurada y los medios por los cuales puede alcanzarla. Que no piense en su empleo erróneo y su vacuidad, en las cambiantes actitudes de los hombres, y cosas semejantes, sobre las cuales nadie piensa excepto cuando deprimido. Con semejantes pensamientos se atormentan los ambiciosos, cuando desesperan de lograr los honores por los cuales se esfuerzan; y mientras vomitan ira, pretenden parecer sabios. De hecho, es seguro que quienes más fuerte claman contra el mal uso de la gloria y la vanidad mundana, son quienes ms aánsiosamente la desean.

Esto no es peculiar a los ambiciosos, sino es común a todos aquellos no favorecidos por la fortuna y de mente débil. Pues también un hombre pobre, que es avaro, hablará sin cesar del mal uso de la riqueza y los vicios de los ricos; así solamente se atormenta y muestra a los demás que no puede soportar con ecuanimidad, no solamente su pobreza sino tampoco la riqueza de los demás.

También, quienes han sido rechazado por una mujer que aman: no piensan sino en la inconstancia, infidelidad y otros defectos tan a menudo imputados al bello sexo; todos los cuales son olvidados tan pronto son bien recibidos nuevamente por su amada. Así, quien procura moderar su afectividad y sus impulsos mediante su amor (espirita) de la libertad, hará todo lo posible por conocer sus virtudes y sus causas y llenar su mente con el gozo nacido de el verdadero conocimiento de éstos; pero nunca se ocupará de los vicios de los hombres, o renegar de sus semejantes, o disfrutar con una falsa demostracin de libertad. óTodos los que observan con diligencia y practican estos preceptos (los que en realidad no son difíciles) sin duda, en un corto tiempo, podrán dirigir casi todas sus acciones según los mandatos de la razón.

p.11 MIENTRAS CON MAS COSAS SE RELACIONA UNA IMAGEN, ES MAS FRECUENTE Y CON MAS FRECUENCIA EVOCADA Y MAS OCUPA NUESTRA MENTE. Dem.: mientras con más cosas se relaciona una imagen o estado afectivo (imago seu affectatus), más causas se encuentran por las cuales pueda ser evocada y fortalecida, todas las cuales (por hipótesis) consideramos simultneamente en asociaáción con la misma emoción; luego esa emoción es evocada con más frecuencia y (p. 8) ocupa más nuestra mente. qed.

p.12 LAS IMAGENES DE COSAS SON ASOCIADAS CON MAS FACILIDAD CON LAS IMAGENES DE LAS COSAS QUE COMPRENDEMOS CLARA Y DISTINTAMENTE QUE CON OTRAS. Dem.: las cosas que comprendemos clara y distintamente, son o propiedad común de las cosas o derivados de éstas (II. /40 sc. 2) y por tanto (p. 11) se suscitan más a menudo en nosotros. Luego, sucede con mayor frecuencia que consideremos otras cosas junto con estas imágenes, que junto a otra cosa. qed.

p.13 MIENTRAS MAYOR SEA EL NUMERO DE IMAGENES CON LAS CUALES ESTA ASOCIADA UNA IMAGEN, CON MAYOR FRECUENCIA SERA EVOCADA. Dem.: en la medida que una imagen está asociada con un mayor número de otras imágenes, hay (II. /18) más causas para que sta ésea evocada. qed.

p.14 PODEMOS LOGRAR QUE TODAS NUESTRAS SENSACIONES O IMAGENES DE COSAS SE REFIERAN A LA IDEA DE DIOS. Dem.: no hay sensación de la cual no podamos formar un concepto claro y distinto (p. 4); luego podemos lograr etc.;qed.

p.15 QUIEN SE CONOCE A SI MISMO Y SU AFECTIVIDAD, AMA A DIOS Y EN MAYOR PROPORCION MIENTRAS MEJOR SE CONOCE A SI MISMO Y SU AFECTIVIDAD. Dem.: quien se conoce a si mismo y su afectividad en forma clara y distinta es gozoso (III. /53) y su gozo (p. 14) es acompaado por lañ idea de Dios; luego(af. 6) quien se conoce etc.,qed.

p.16 ESTE AMOR HACIA DIOS DEBE OCUPAR TOTALMENTE NUESTRA MENTE. Dem.: pues este amor está asociado con todas nuestras sensaciones (p. 14) y es aumentado por todas (p. 15); luego (p. 11) este amor etc.,qed.

p.17 DIOS CARECE DE PASIONES Y NO ES AFECTADO POR NINGUNA EMOCION DE GOZO O TRISTEZA. Dem.: todas las ideas en cuanto se refieren a Dios son verdaderas (II. /32).i.e. (II. /d. 4) adecuadas; luego (gda.) Dios carece de pasiones (padecimientos). Además, Dios no puede pasar a una perfección mayor o menor (I. /20 cor. 2); luego, Dios carece etc.,qed. Hablando propiamente.

cor. DIOS NO AMA A NADIE NI ODIA A NADIE. Ya que Dios (p. 17) no es afectado por ninguna emoción de gozo o tristeza, y por tanto (af. 6 & 7) El no ama u odia a nadie. qed.

p. 18NADIE PUEDE ODIAR A DIOS. Dem.:la idea de Dios es en nosotros adecuada y perfecta (II. /46 & 47). Luego, en la medida que contemplamos a Dios somos activos (III. /3); por tanto (III. /59) no puede haber tristeza acompañada de la idea de Dios i.e. (af. 7) nadie puedo odiar a Dios. qed.

cor. EL AMOR HACIA DIOS NO PUEDE CONVERTIRSE EN ODIO.

sc.Se podría objetar, que conociendo a Dios como causa de todas las cosas, por ese solo hecho consideramos a Dios como causa de la tristeza. Pero a eso respondo: que en la medida que comprendemos las causas de la tristeza, ésta, entonces, deja de ser un padecimiento (III. /59); Por tanto en la medida que conocemos que Dios es la causa de la tristeza, en esa medida estamos gozosos.

p.19 QUIEN AMA A DIOS NO PUEDE ESFORZARSE PORQUE DIOS LO AME A SU VEZ. Dem. pues, si alguien se esforzara en dicho sentido, desearía (cor./p. 17) que el Dios que ama no fuese Dios, y así desearía sentirse triste (III. /19) lo que es absurdo (III. /28). Luego, quien ama a Dios etc., qed.

p.20 ESTE AMOR A DIOS NO PUEDE ESTAR MANCHADO POR LA ENVIDIA O LOS CELOS; AL CONTRARIO ES FORTALECIDO AL IMAGINAR A MUCHOS HOMBRES UNIDOS A DIOS POR EL MISMO LAZO DE AMOR. Dem.: este amor a Dios es el mayor bien que podemos procurar guiados por la razón (IV. /28): es comn a túodos (IV. /36) y deseamos que todos se regocijen en él (IV. /37) y por tanto (af. 23) no puede ser manchado por la envidia o los celos (p. 18 + III. /35 sc.); qed.

sc. En la misma forma podemos demostrar que no hay un sentimiento directamente contrario a este Amor y mediante el cual podría ser destruido este Amor. Por tanto, podemos concluir que este Amor a Dios es el más constante de nuestros sentimientos y que, en relación al cuerpo, no puede ser destruido excepto junto con el cuerpo. En cuanto a su naturaleza, con respecto a nuestra mente, hablaremos después.

Me he referido a todos los remedios contra la afectividad y mostrado lo que nuestra mente puede al respecto. De ésto parece que el poder de nuestra mente contra la afectividad consiste en: 1º) En el conocimiento mismo de nuestros estados afectivos (sc. /p. 4); 2º) En el hecho que separamos nuestras emociones del pensamiento de una causa externa, que imaginamos confusamente (p. 2 & sc. /p. 4); 3º) En el hecho que, relativo al tiempo, las emociones respecto a cosas que comprendemos clara y distintamente, superan a aquellas que se refieren a cosas que comprendemos en forma confusa e incompleta (p. 7); 4º)En la abundancia de causas, por las que son fortalecidas nuestras sensaciones referidas a las propiedades comunes de las cosas, o a Dios (p. 9 & p. 11); 5º) Finalmente, en el orden que podemos racionalmente coordinar nuestras sensaciones y conectarlas entre sí. (sc. /p. 10. p. 12. p.13 & 14).

Pero, para comprender mejor el poder de la mente sobre la afectividad, debe notarse que hablamos de grandes emociones en cuanto al comparar las emociones de una persona, con las de otra, nos damos cuenta que una persona es más afectada que otra por la misma emoción; o cuando comparamos las diversas emociones de un mismo individuo y encontramos que es más afectado o conmovido por una emoción que por otra. Pues, la fuerza de cada emocin (IV. ó/5) es definida por el poder de una causa externa en combinación con nuestro poder. Bien, el poder de la mente es definido solamente por el conocimiento, y su impotencia o pasividad solamente por la privación de conocimiento. Por tanto, una mente que es más pasiva, o paciente, cuando su parte principal está compuesta de ideas inadecuadas, de modo que puede ser caracterizada más fácilmente por sus padecimientos que por sus actividades.

Por otra parte una mente es más activa, cuando su mayor parte está compuesta de ideas adecuadas, de modo que--si bien puede contener tantas ideas inadecuadas como la anterior--puede ser más fácilmente caracterizada por las ideas que representan virtudes humanas, antes que por las ideas que reflejan las debilidades humanas.

Por otra parte, se debe notar que las enfermedades de la mente y los infortunios son causados generalmente por el excesivo amor hacia una cosa sujeta a muchos cambios y que no puede ser poseído. Pues nadie se atormenta o siente ansiedad respecto a un objeto que no ama, ni los errores, sospechas, enemistades, etc., son suscitados excepto por amor hacia objetos que nadie puede realmente poseer.

Todo ésto nos muestra claramente el poder que el conocimiento claro y distinto, y especialmente ese tercer tipo de conocimiento (II. /47 sc.) basado en nuestro conocimiento (espirita) de Dios, tienen sobre la afectividad. Si bien no destruye totalmente las emociones, en cuanto son padecimiento, (p. 3 & sc. /p. 4), hace que ocupen una parte muy pequeña de nuestra mente (p. 14); genera, además, el Amor hacia lo Inmutable y Eterno (p. 15) Amor que puede realmente ser nuestro (II. /45) y no es deslucido por los defectos inherentes al amor común, que puede continuar aumentando, hasta ocupar la mayor parte de nuestra mente (p. 16) y penetrarla profundamente.

Ahora he concluido todo lo que pensaba decir sobre esta vida presente. Pues, como quería, he descrito en este escolio todos los remedios contra la afectividad, como cualquiera puede encontrar por si mismo, al prestar atención adecuada a lo que hemos indicado, así como a las definiciones de la mente y de la afectividad, y también a III. /1 y III. /3. Ahora ha llegado el momento de hablar de la duración de nuestra mente independientemente del cuerpo.

p.21 NUESTRA MENTE PUEDE IMAGINAR COSAS O RECORDAR COSAS PASADAS SOLAMENTE MIENTRAS DURA EL CUERPO. Dem.: la mente expresa la existencia real de su cuerpo e imagina como presentes las sensaciones corporales, solamente mientras su cuerpo dura (II. /8 cor.); y en consecuencia (II. /26) imagina los cuerpos (externos) como realmente existentes solamente mientras dura su propio cuerpo. qed.

p.22 SIN EMBARGO HAY EN DIOS NECESARIAMENTE UNA IDEA, QUE EXPRESA EL SER DE TAL O CUAL CUERPO HUMANO CON UNA ESPECIE DE ETERNIDAD. Dem.: Dios es la causa, no sólo de la existencia de tal o cual cuerpo humano, sino también de su ser (I. /25), el cual, por tanto, debe ser concebido mediante el propio ser de Dios (I. /a. 4) y ésto por una necesidad eterna (I. /16), y este concepto debe necesariamente existir en Dios (II. /3) qed.

p.23 NUESTRA MENTE NO PUEDE SER DESTRUIDA ABSOLUTAMENTE JUNTO CON EL CUERPO, SINO ALGO RESTA DE ELLA QUE ES ETERNO. Dem.: hay necesariamente en Dios un concepto o idea que expresa el ser de nuestro cuerpo (p. 22), el que necesariamente pertenece al ser de nuestra mente (II. /13). Pero no asignamos a nuestra mente ninguna duración definible por el tiempo, excepto en cuanto expresa la existencia actual del cuerpo, el que se explica mediante la duración y puede ser definido por el tiempo,i.e. (II. /8 cor.) no asignamos duración a nuestra mente, excepto mientras dura el cuerpo. Como, sin embargo, hay "algo" (aliquid) que por una necesidad eterna es comprendido mediante el propio ser de Dios, éste "algo" que pertenece al ser de nuestra mente, será necesariamente eterno.

sc. Esta idea que expresa el ser del cuerpo con una especie de eternidad, es como hemos dicho, un cierto modo de pensar que pertenece al ser de la mente y que es necesariamente eterno. Sin embargo, no es posible que nosotros recordemos que existimos antes de nuestro cuerpo, pues no hay señales en nuestro cuerpo de dicha existencia y tampoco puede la eternidad ser definida en términos de tiempo o relacionada con el tiempo. Sin embargo, sentimos y llegamos a saber que somos eternos. Pues sentimos esas cosas que comprendemos mediante el entendimiento, no menos que las cosas que recordamos. Pues los ojos de la mente, mediante los cuales la mente ve y observa las cosas, son precisamente sus demostraciones. Así, si bien no recordamos que existimos antes que el cuerpo, sin embargo sentimos que nuestra mente--en cuanto implica el ser del cuerpo con una especie de eternidad--es eterna y que su existencia no puede definirse en términos de tiempo, ni explicada mediante la duración. Así, sólo en cuanto implica la existencia actual de nuestro cuerpo, se puede decir que nuestra mente dura y ser definida por un tiempo determinado; y sólo en este sentido tenemos el poder de determinar la existencia de las cosas según el tiempo y considerarlas con respecto a la duración.

p.24 CUANTO MAS COMPRENDEMOS LAS COSAS PARTICULARES, TANTO MAS COMPRENDEMOS A DIOS. Dem.: es evidente de I. /25 cor.

p.25 NUESTRO MAYOR ESFUERZO Y NUESTRA MAYOR VIRTUD ES COMPRENDER LAS COSAS MEDIANTE EL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO. Dem.: este tercer tipo de conocimiento procede de la idea adecuada de algún atributo de Dios, al conocimiento adecuado de ser de las cosas (II. /40 sc.); y en la medida que comprendemos más cosas en esa forma, comprendemos mejor a Dios (p. 24);luego (IV. /28) nuestra mayor virtud mental, i.e. (IV. /d. 8) poder o naturaleza, o (III. /7) nuestro mayor esfuerzo y nuestra etc.,qed.

p.26 MIENTRAS MAS SOMOS CAPACES DE COMPRENDER LAS COSAS MEDIANTE EL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO, MAS DESEAMOS COMPRENDER LAS COSAS EN ESTA FORMA. Dem.: es evidente por si mismo. Pues en cuanto pensamos que somos capaces de comprender las cosas mediante este tercer tipo de conocimiento, hasta ese punto nos pensamos determinados a hacerlo; luego (af.1), mientras más somos etc., qed.

p.27 DE ESTE TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO NACE LA TRANQUILIDAD DE LA MENTE MAS ELEVADA POSIBLE. Dem.: nuestra mayor virtud es conocer a Dios o comprender las cosas mediante el tercer tipo de conocimiento (p. 25) y esta virtud es más grande en la medida que conocemos más cosas en dicha manera (p. 24). Quien conoce las cosas en dicha forma, pasa a la cima de la perfección humana y por tanto experimenta (af. 2) el mayor gozo, asociado con la idea de s y síu virtud; así, (af. 25) de este tercer tipo de conocimiento etc., qed.

p.28 EL ESFUERZO O DESEO DE CONOCER LAS COSAS MEDIANTE EL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO NO PUEDE SURGIR DEL PRIMER TIPO DE CONOCIMIENTO SINO DEL SEGUNDO. Dem.: evidente por si mismo. Pues cuando comprendemos en forma clara y distinta, comprendemos o mediante la cosa misma o mediante otra cosa que es evidente de por sí; i.e. ideas que estan claras y distintas en nosotros, o que pertenecen al tercer tipo de conocimiento (II. /40 sc. 2) no pueden deducirse de ideas incompletas y confusas y pertenecientes al primer tipo de conocimiento, sino deben desprenderse de ideas adecuadas pertenecientes al segundo o al tercer tipo de conocimiento. Luego, el esfuerzo o deseo de conocer etc., qed.

p.29 LO QUE CONOCEMOS COMO POSEYENDO UNA ESPECIE DE ETERNIDAD, LO COMPRENDEMOS NO MEDIANTE LA EXISTENCIA ACTUAL DE NUESTRO CUERPO, SINO PORQUE CONCEBIMOS SU SER CON UNA ESPECIE DE ETERNIDAD. Dem.: en cuanto concebimos la existencia actual de nuestro cuerpo, pensamos también en la duración que puede ser determinada por el tiempo, y sólo en ese sentido tenemos el poder de imaginar cosas en relación con el tiempo (p. 21 +II. /26). Pero la Eternidad no puede ser explicada en términos de duración (I. /d. 8 + expl.). Luego en este sentido no tenemos el poder de comprender las cosas con una especie de eternidad. Pero tenemos ese poder, debido a que la naturaleza de la razón es tal de percibir las cosas con una especie de eternidad (II. /44 cor. 2) y también debido a que es parte de la naturaleza de nuestra mente el pensar en el ser del cuerpo como con cierta eternidad (p. 25); y como ninguna otra cosa constituye el ser de nuestra mente (II. 713), lo que conocemos como etc.,qed.

sc. Pensamos de dos formas la actualidad de las cosas: sea como existiendo relativamente en un tiempo y espacio dado, o como contenidas en Dios y consecuencia de la necesidad de la naturaleza Divina. Las que concebimos como verdaderas y actuales mediante esta segunda forma (espirita), las concebimos con una especie de eternidad, y semejantes ideas implican el infinito y eterno ser de Dios (II. /45 sc.).

p.30 EN LA MEDIDA QUE NOS CONOCEMOS NOSOTROS MISMOS Y NUESTRO CUERPO COMO COSAS QUE TIENEN UNA ESPECIE DE ETERNIDAD, NECESARIAMENTE CONOCEMOS A DIOS Y SABEMOS QUE ESTAMOS EN DIOS Y SOMOS CONCEBIDOS MEDIANTE DIOS. Dem.: la Eternidad es el ser mismo de Dios, en cuanto implica una existencia necesaria (I. /d. 8). Luego, considerar las cosas como teniendo una especie de eternidad, es pensarlas como concebidas en cuanto entidades actuales mediante el ser de Dios, o en cuanto implican existencia mediante el Ser de Dios. Luego, en la medida etc., qed.

p.31 EL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO DEPENDE DE NUESTRA MENTE COMO SU CAUSA ESPECIFICA, EN CUANTO NUESTRA MENTE MISMA ES ETERNA. Dem.: No pensamos en nada como teniendo una especie de eternidad, excepto en cuanto pensamos en nuestro cuerpo como poseyendo una especie de eternidad (p. 29); i.e. en cuanto nuestra mente es eterna (p. 21 & luego (p. 30) hasta ese punto tenemos el conocimiento (espirita) de Dios, conocimiento que es necesariamente adecuado (II. /46). Luego, nuestra mente, en cuanto es eterna, es capaz de saber todas esas cosas que pueden resultar del conocimiento (espirita) de Dios (II. /40) i.e. de saber todas esas cosas mediante el tercer tipo de conocimiento, qed.

sc. Por tanto, mientras más ricos seamos en este tipo de conocimiento, más nos conoceremos nosotros mismos y a Dios, i.e. más perfectos y beatos, como demostrar en un moméento. Pero anotemos aquí que si bien ya estamos seguros que nuestra mente es eterna, en cuanto concebimos la realidad como con una especie de eternidad, sin embargo--a fin de que, lo que deseo probar, pueda ser explicado y comprendido más fácilmente--consideraremos nuestra mente como si recién hubiera empezada a existir, y recién comenzara a comprender las cosas con una especie de eternidad. Esto lo podemos hacer sin peligro de error, siempre y cuando seamos cuidadosos de no concluir nada excepto de premisas claras.

p.32 NOS COMPLACEMOS EN LO COMPRENDIDO MEDIANTE EL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO, Y NUESTRO PLACER ES ACOMPAñADO POR LA IDEA DE DIOS COMO CAUSA. Dem.: de este tipo de conocimiento surge la tranquilidad mental más elevada i.e. (af. 25) gozo, y este placer es acompaado por la idea dñe nosotros mismos (p. 27) y por tanto (p. 30) también por la idea de Dios como causa. qed.

cor. DEL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO NECESARIAMENTE NACE EL AMOR INTELECTUAL A DIOS. De este tipo de conocimiento nace el gozo acompañado de Dios como causa, i.e. (af. 6) el Amor a Dios; no en cuanto lo imaginamos presente (p. 29) sino en cuanto lo consideramos eterno. Esto es lo que llamo "Amor Intelectual de Dios".

p.33 EL AMOR INTELECTUAL A DIOS, QUE NACE DEL TERCER TIPO DE CONOCIMIENTO ES ETERNO. Dem.: el tercer tipo de conocimiento es eterno (p. 31 + I. /a. 3), luego el Amor que nace de l es énecesariamente eterno. (ibíd.) qed.

sc. Si bien este amor a Dios no tiene (p. 33) principio, sin embargo posee todas las perfecciones del amor, tal como si se hubiera originado --como supusimos tentativamente en cor. /p. 32. Ni hay ninguna diferencia , excepto que nuestra mente posee de toda la eternidad esas mismas perfecciones que tentativamente supusimos le pertenecían, y son acompañadas por la idea de Dios como causa eterna. Si el gozo consiste en la transicin a una maóyor perfección, seguramente: la Beatitud consiste en que nuestra mente esté dotada de la perfección misma.

p.34 LOS ESTADOS AFECTIVOS QUE SON PADECIMIENTOS SOLO NOS AFECTAN MIENTRAS SUBSISTE EL CUERPO. Dem.: la imaginación es la idea mediante la cual consideramos las cosas como presentes (II. /17 sc.); pero, esta idea indica más bien el estado actual de nuestro cuerpo que la naturaleza de las cosas externas (II. /16 cor. 2).Luego, un estado afectivo (gda) es imaginación en la medida que indica el estado actual de nuestro cuerpo. Por tanto (p. 31) los estados afectivos etc., qed.

cor. NO HAY AMOR ETERNO EXCEPTO EL AMOR INTELECTUAL A DIOS.

SC.Si prestamos atención a lo que la gente generalmente cree, encontraremos que estn concieántes de la eternidad de su mente, pero que la confunden con la duracin y la atróibuyen a la imaginación o la memoria, que creen permanece después de la muerte.

p.35 DIOS SE AMA A SI MISMO CON UN AMOR INTELECTUAL INFINITO Dem.: Dios es absolutamente infinito (I. /d. 6) i.e. (II. /d. 6) la Naturaleza de Dios goza en una infinita perfeccin; y este gozóo es (II. /3) acompañado de la idea de si mismo i.e. (I. /11 & I. /d. 1) por la idea de su propia causa; ésto es lo que hemos descrito como Amor Intelectual (cor. /p. 32). Luego, Dios se ama a si mismo etc.,qed.

p.36 EL AMOR INTELECTUAL A DIOS DE LA MENTE, ES EL MISMO AMOR CON QUE DIOS SE AMA A SI MISMO, NO EN CUANTO ES INFINITO, SINO EN CUANTO PUEDE SER CONCEBIDO MEDIANTE EL SER DE NUESTRA MENTE, CONSIDERADO COMO TENIENDO UNA ESPECIE DE ETERNIDAD i.e.: EL AMOR INTELECTUAL A DIOS DE LA MENTE ES PARTE DEL INFINITO AMOR CON QUE DIOS SE AMA. Dem.: este amor de la mente debe referirse a las actividades mentales (cor. /p. 32 + III. /3) tal como la actividad por la cual nos contemplamos acompañados por la idea de Dios como causa (p. 32 + cor.) i.e. (I. /25 cor. & II. /11 cor.) una actividad por la cual Dios, en cuanto concebido mediante nuestra mente, se contempla, acompañado de la idea de si mismo; luego (p. 35) este amor de la mente es parte del infinito amor con el cual Dios se ama. qed. Por tanto:

cor. DIOS, EN TANTO SE AMA, AMA A LOS HOMBRES, Y EL AMOR DE DIOS HACIA NOSOTROS Y NUESTRO AMOR INTELECTUAL A DIOS, SON UNO Y LA MISMA COSA.

sc. De lo dicho comprendemos claramente en que consiste nuestra salvación o felicidad o libertad, en otras palabras en el constante y eterno Amor a Dios, o en el Amor de Dios hacia los hombres. En la Biblia este Amor o beatitud es llamado Gloria y no sin motivo. Pues, sea que este amor se refiera a Dios o a nuestra mente, puede correctamente llamarse satisfacción la cual (af. 25 & 30) no se distingue de la gloria. En cuanto se refiere a Dios es (p. 35) gozo, (si aún podemos emplear esa palabra) acompañado de la idea de S; eín cuanto se refiere a nuestra mente, es la misma cosa (p.27). Además, dado que el ser de nuestra mente consiste en el hecho de conocer, cuyo principio y fundacin es Diosó (I. /15 & II. /47 sc.) nos queda claro como nuestra mente sigue de la Naturaleza Divina,en ser y existencia, y constantemente depende de Dios. He creído conveniente llamar la atención a este hecho, a fin de demostrar por ese ejemplo como el conocimiento de una cosa particular que he llamado intuitivo o del tercer tipo (II. /40 sc. 2) es más poderoso y eficiente que el conocimiento universal, que he llamado conocimiento del segundo tipo. Pues, si bien en la parte I. hemos mostrado en términos generales que todas las cosas (y así también nuestra mente) dependen de Dios en cuanto a su ser y su existencia, pero esa demostración, si bien es legtima y fíuera de toda duda, no nos impresiona tanto, como cuando la misma conclusión se deriva del hecho de una cosa particular, la cual decimos depende de Dios.

p.37 NO HAY NADA EN LA NATURALEZA QUE SEA CONTRARIO A ESTE AMOR INTELECTUAL, O QUE PUDIERA ABOLIRLO. Dem. Este Amor Intelectual sigue necesariamente de la naturaleza de la mente, considerada como una verdad eterna de la naturaleza de Dios (p. 33 & 29). Así, si hubiera algo contrario a este Amor, ésta cosa sería contraria a la verdad; en consecuencia, si ésa cosa pudiese abolir este Amor, haría que la verdad se convirtiera en falsedad, lo que es absurdo. Luego, no hay nada en etc.,qed.

sc.IV. /a. 1 se refiere a cosas particulares consideradas en relación al tiempo y el espacio; de ésto, creo, nadie puede dudar.

p.38 MIENTRAS MAS COSAS CONOCEMOS MEDIANTE EL CONOCIMIENTO DE SEGUNDA Y TERCERA CLASE, MENOS PADECEMOS POR LA AFECTIVIDAD Y MENOS TEMEMOS A LA MUERTE. Dem.: el ser de nuestra mente consiste en el hecho de conocer (II. /11); así en la medida que comprendemos más cosas mediante el conocimiento de segunda y tercera clase, mayor será la parte duradera de nuestra mente (p. 29 & 23) y (p. 37) y sujeta a los estados afectivos contrarios a nuestra naturaleza, o malos (IV. /30). Luego, mientras más cosas conocemos etc.,qed.

sc. Así comprendemos que, como he tocado en IV. /39 sc. y he prometido explicar en esta parte, la muerte es menos temible, en la medida que es mayor nuestra conciencia espirita o nuestro conocimiento claro y distinto, y por tanto mientras más amamos a Dios. También, dado que del tercer tipo de conocimiento surge la más elevada tranquilidad de la mente (p. 27), sigue que una mente puede ser de tal naturaleza que la parte de ella, que hemos demostrado perece con el cuerpo (p. 21) sea insignificante en comparacin con su paórte duradera. Trataremos de ésto en mayor extensión a continuación.

p.39 QUIEN TIENE UN CUERPO MUY CAPAZ, TIENE UNA MENTE CUYA MAYOR PARTE ES ETERNA. Quien tiene un cuerpo capaz de muchas actividades, es menos presa de la afectividad, en cuanto sta ées mala (IV. /38) i.e. (IV. /30) por estados afectivos contrarios a su naturaleza; luego (p.10) tiene el poder de coordinar y asociar sus sensaciones según las normas del entendimiento, y así lograr que todas sus sensaciones se relacionen con la idea de Dios; luego (p. 15) experimentará amor hacia Dios, este Amor (p. 16) debe absorber completamente su mente. Luego (p. 33) quien tiene un cuerpo muy capaz etc.,qed.

sc. Dado que los cuerpos humanos son muy capaces, sin duda pueden ser de tal naturaleza que correspondan a mentes que en gran parte se conocen a si mismas y a Dios, y de las cuales la mayor parte es eterna, y así, temerán muy poco a la muerte. Para comprender sto éms cláaramente, debemos recordar que vivimos en un estado de cambios perpetuos, y que en la medida que cambiamos para mejor o para peor, se nos llama felices o infelices. Pues quien siendo an uún infante o niño, se convierte en cadáver, se llama infeliz; se considera, en cambio, como feliz quien ha vivido por todo el ciclo de la vida con una mente y un cuerpo sanos.

En realidad, quien como infante o niño, tiene un cuerpo capaz de pocas actividades y dependiente, en la mayor parte, de causas externas, tiene una mente que, como tal, es a penas consciente de si misma, de Dios, o del mundo. En cambio, quien tiene un cuerpo capaz de muchas cosas, tiene una mente, que como tal, está muy consciente de sí, de Dios y del mundo.

En esta vida por tanto nos esforzamos primordialmente que el cuerpo de un niño, en la medida que la naturaleza lo permite y lo conduce a ello, se transforme en otro cuerpo, muy capaz y con una mente muy consciente de sí, de Dios y del mundo; de modo que lo llamado imaginación y memoria sean insignificantes en comparación con el entendimiento (cf. sc. /p. 38).

p.40 MIENTRAS MAS PERFECTA SEA UNA COSA, MAS ACTIVA Y MENOS PASIVA; A LA INVERSA, MIENTRAS MAS ACTIVA ES UNA COSA, MAYOR ES SU PERFECCION. Dem.: mientras más perfecta es una cosa ms ráealidad posee (II. /d. 6) y (III. /3 + sc.) y en este sentido es más activa y menos pasiva. Al invertir la demostración, podemos probar que inversamente mientras más actúa una cosa, más perfecta es. qed. Luego:

cor. LA PARTE DURADERA DE NUESTRA MENTE, SEA GRANDE O PEQUEñA, ES MAS PERFECTA QUE EL RESTO. Pues la parte eterna de nuestra mente (p. 23 & 29) es el Entendimiento, solamente mediante el cual actuamos (III. /3); la parte que hemos demostrado perece es la Imaginacin (p. 21) solamóente mediante la cual somos pasivos o padecemos (gda.).

sc. Estos son los hechos que deseaba mostrar con respecto a nuestra mente, en cuanto se la considera independiente de nuestro cuerpo. De ésto y también de I. /21. está claro que, en cuanto comprendemos, nuestra mente es una forma eterna de pensar, la cual es determinada por otra forma eterna de pensar, éste otro por un tercero, y así hasta la infinidad; de forma que todas juntas, estas formas eternas de pensar, constituyen el eterno e infinito Entendimiento de Dios.

p. 1 AUN SI NO SUPIERAMOS QUE NUESTRA MENTE ES ETERNA, SIEMPRE CONSIDERARIAMOS COMO DE LA MAYOR IMPORTANCIA LA DEVOCION Y LA FE, Y ABSOLUTAMENTE TODO LO QUE SE RELACIONA CON LA FIRMEZA DE CARACTER Y LA GENEROSIDAD, COMO DEMOSTRADO EN LA PARTE CUARTA. Dem.: la primera y única fundación de la virtud o la conducta apropiada en la vida (IV. /22 cor.) es procurar el propio interés (IV. /24). Bien, al determinar lo que prescribe la racionalidad como útil, no consideramos la eternidad de la mente, que sólo hemos conocido en esta quinta parte. Si bien entonces estábamos ignorantes de la eternidad de nuestra mente, declaramos, sin embargo, que todas las cosas relacionadas con la firmeza de carcter y la ágenerosidad eran de la mayor importancia. Luego, aún si no supiéramos que nuestra mente etc.,qed.

sc. Las creencias generales de la gente, parecen ser diferentes. La mayoría parece creer que son libres en la medida que pueden seguir sus impulsos, y que renuncian a parte de sus derechos, en cuando son obligados a vivir según los mandamientos de la ley divina. Por tanto, creen que la devoción, fe i.e. verdadera religión, y absolutamente todas las cosas relacionadas con el heroísmo, son cargas que esperan poder dejar despus de la muéerte y la recompensa por su servidumbre, ésto es, por su piedad y su religión.

No es sólo esta esperanza sino también, y principalmente, por el temor a espantosos castigos después de la muerte, que son inducidos a vivir según los mandamientos de la ley divina, ésto es, en la medida que su debilidad y sus mentes impotentes se los permiten.

Si no fuera por esta esperanza y este temor, sino al contrario la gente creyera que nuestra mente perece con el cuerpo, y que no hay prolongación de la vida para las miserables criaturas que no resisten el peso de la piedad y moralidad, entonces volverían a las formas de vida de su predilección; preferirían dejar que todo fuese controlado por sus pasiones, y obedecer sucesos fortuitos antes que a si mismos.

Esta conducta me parece no menos absurda que si alguien, al no creer que podrá alimentar su cuerpo con alimentos sanos por toda la eternidad, deseara saciarse con drogas mortferas y veneínosas; o sí, al considerar que la mente no es eterna o inmortal, prefiere estar fuera de sí totalmente y vivir en la locura, sin razón; absurdos tan grandes que apenas merecen ser mencionados.

p.42 LA VERDADERA FELICIDAD NO ES LA RECOMPENSA DE LA VIRTUD, SINO ES LA VIRTUD MISMA; NI NOS REGOCIJAMOS EN LA VERDADERA FELICIDAD PORQUE CONTROLAMOS NUESTROS IMPULSOS, SINO AL CONTRARIO: PORQUE NOS REGOCIJAMOS EN LA VERDADERA FELICIDAD CONTROLAMOS NUESTROS IMPULSOS. Dem. la verdadera felicidad consiste en Amor a Dios (p. 36 + sc.) dicho Amor surge del tercer tipo de conocimiento (cor. /p. 32) luego este amor (III. /3 & III. /59) debe referirse a nuestro poder i.e. nuestra mente en cuanto es activa; así (IV. /d. 8) es la virtud misma. Este era nuestro primer punto. Por otra parte, en la medida que nos regocijamos más en este Amor Divino, o verdadera felicidad (beatitud), más comprendemos (p. 32) i.e. (cor. /p. 3) y más poder tenemos sobre nuestra afectividad y (p. 38) menos padecemos de los estados afectivos que son malos; por tanto, en la medida que nos regocijamos en este Amor Divino o verdadera felicidad, tenemos el poder de controlar los impulsos. Dado que el poder humano para controlar la afectividad consiste solamente en el entendimiento, sigue que nadie se regocija en la verdadera felicidad o beatitud dado que ha controlado sus impulsos, sino al contrario, el poder para controlar los impulsos surge de la felicidad misma,qed.

sc. Así he terminado todo lo que pensaba decir sobre el poder de nuestra mente sobre la afectividad y respecto a nuestra libertad de pensamiento. De lo dicho podemos ver cuan eficiente es el sabio y como sobrepasa con mucho al ignorante que es impulsado sólo por sus deseos. Pues el ignorante no sólo es atraído en diversas direcciones por causas externas, sin jamás gozar de la verdadera paz de la mente, sino vive, sin conciencia casi de sí, de Dios o del mundo, y tan pronto como deja de padecer también deja de ser.

El sabio, por otra parte, en cuanto considerado como tal, es muy poco afectado en su mente, y estando consciente de sí, de Dios y el mundo, mediante una necesidad eterna, nunca deja de ser, sino siempre goza de la felicidad y verdadera paz de la mente.

Si el camino que he indicado como conduciendo a ésto, parece muy difícil, sin embargo puede ser descubierto.

Debe ser difícil, sin duda, lo que es tan pocas veces encontrado. También: ¿Cmo seóría posible, si la salvación estuviese a nuestro alcance sin mucha dificultad, que sea olvidada casi por todo el mundo?

Pues lo sublime es tan difícil como es raro.

HENRY LURIÉ

JULIO DE 1989

CLIFFSIDE PARK, NEW JERSEY

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